Orígenes

La historia de nuestra Hermandad comienza a principios del siglo XXI. La ilusión, pasión y Fe por el mundo cofrade y devoción a nuestro Señor Jesucristo y madre María, llevó a unos jóvenes entre familiares y amigos a formar un pequeño grupo de niños entre edades de 8 y 13 años. Estos jóvenes necesitaban la ayuda de alguna persona adulta que los educara y guiará en su afán por “jugar a la semana santa”. Todos coincidieron que el padre de uno de ellos, D. Francisco Gabriel Martín Ibáñez, amante y apasionado de este mundo les ayudara a llevar a cabo este fin. Lo abalaban, todos los años de trabajo en la Cofradía de la Expiración y ser fundador de la Hermandad del Prendimiento de nuestra ciudad de Adra. 

Así el día 25 de Enero del 2002, los 10 amigos junto con nuestro, padre y capataz, Paco, comenzamos a trabajar con mucha ilusión. Necesitábamos una imagen de Cristo, acorde con nuestras intenciones, encontramos una imagen de Jesús Cautivo en Barcelona de Escayola de 60cm, nos costó 90.000 pesetas que fueron donadas por un grupo parroquial que se formó dos años antes, con la idea de formar una nueva Cofradía en Adra, pero que no pudieron llevar a buen puerto sus intenciones. Con la imagen ya adquirida decidimos que lo sacaríamos el Domingo de Ramos por la tarde.

Conseguimos restaurar una mesa de madera y convertirla en una parihuela improvisada para 7 costaleros, llevándola al estilo “granaino”. El 2 de Marzo de 2002 realizan su primera “igualá” y “levantá”, entre el grupo de amigos se reparten las funciones unos serán costaleros, capataces, contraguías, aguaores y encargado de la música. El 8 de Marzo, comienza los ensayos por las calles del Barrio de la Ermita de San Sebastián, barrio que nunca los abandonaría y protegería como sus “niños del cautivo”.

El 22 de Marzo se bendice la imagen a manos del párroco Don Manuel Herrerías, en la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Adra.

El 24 de Marzo de 2002, el grupo de jóvenes realizan su primera salida desde el almacén de un vecino del barrio que cede generosamente para la ocasión y los niños pudieran jugar a su semana santa. Rodeados de familiares y vecinos, unos costaleros, otros capataz y contraguía, algún aguaor para que se refrescaran y uno más con una radio acoplada a un carrillo con batería para la música… quedaba escrita nuestra primera página de algo entrañable junto a sentimientos y emociones inexplicables para la eternidad, en la que esos jóvenes sin saberlo estaban creando una escuela de fe y pasión para toda una ciudad de Adra.